viernes, septiembre 30, 2005

Democracia incluyente y elecciones populares.


Parte de las críticas que se observan en torno a la democracia actual, tienen que ver con la pérdida del valor de inclusión de ésta, y cómo se ha (de) generado en una democracia excluyente, que en el caso de nuestro país, deja fuera de los círculos de poder a las minorías políticas (los partidos que integran el Movimiento Juntos Podemos Más, o los independientes-independientes, por ejemplo), sobrerepresenta a sectores que son minoría (gracias al sistema binominal) y no permite la real integración en la fase de toma de decisiones, ejecución y evaluación de políticas públicas a organizaciones de la sociedad civil.

Pero inherente a estas críticas se debería generar un debate respecto al nivel de participación que nosotros mismos mostramos frente a los temas de interés público (como ciudadanos somos sujetos de derechos y deberes!), que aunque no quieran algunos, se encuentran inmersos dentro de la cosa política y de los asuntos políticos.

El sistema democrático nacional adhiere al principio de representatividad, por cuánto a través del sufragio popular y soberano los ciudadanos pueden elegir a quiénes los representan y legislan en el Congreso Nacional; en el caso de Diputadas y Diputados para la Cámara Baja y Senadoras y Senadores para la Cámara Alta o Senado; a quiénes administren sus comunas, los y las Alcaldes y Concejales o ediles, y a quién desarrolle las tareas de gobierno, a través de la elección del ciudadano o ciudadana que ejerza la primera magistratura de la nación o Presidencia de la República, como más popularmente se le conoce. Claramente aún falta por avanzar en la elección popular directa de autoridades de gobiernos regionales (Intendentes) y los Consejeros Regionales (COREs).

Pero esta representatividad tiene ciertos baches. Atenta contra ella el sistema electoral binominal que de facto genera un sistema político bipartidista (o dos grandes bloques políticos), donde obtener “más votos” no significa que se obtengan los cargos, sino que se tiene que apostar al doblaje para que una coalición que es mayoría obtenga los dos cargos en la Cámara de Diputados y el Senado (basta recordar que en el Distrito 9, mi distrito, en las elecciones de Diputados en 1997 Adriana Muñoz (PPD) obtuvo la primera mayoría, seguida de Renán Fuentealba hijo (DC), pero sin embargo el segundo cupo parlamentario lo obtuvo quién había alcanzado sólo la tercera mayoría, Darío Molina (UDI), lo que sin duda, atenta contra el poder soberano de la ciudadanía). Por otra parte, los partidos políticos no consideran relevantemente a las instancias locales para decidir el nombre de los candidatos, lo que repercute en que la representatividad territorial pierde sentido, (el caso del Senado es para un análisis mayor), ya que los intereses locales no son fielmente representados por foráneos que poco y nada conocen de las problemáticas locales (no basta con leer un poco de historia, conversar con un par de vecinos y listo).

Asimismo, el hecho que para ser ciudadano con pleno goce de derechos hay que asistir a un organismo que funciona sólo los primeros siete días hábiles de cada mes, en horario reducido (solo funciona de corrido durante un periodo hasta noventa días antes de una elección) no refleja lo incluyente que debiera ser nuestra democracia. Inscripción voluntaria, voto obligatorio... dice la consigna actual, pero para hacerle honor a la verdad lo de obligatorio no es tal, ya que los jueces de policía local rara vez (yo no conozco caso alguno) obligan a pagar la multa que establece la ley a quiénes no asisten a las urnas. Por ello se hace urgente que se apruebe la normativa que establece la inscripción automática cuando la persona cumple 18 años y que el voto sea voluntario, de esta manera, cuando se produzca un alto nivel de politización del país la participación en las elecciones aumentará (el caso de España y la sorpresiva elección de Rodríguez Zapatero es un claro ejemplo) y cuando la estabilidad y la tranquilidad política sea preponderante (o el tipo de elección) esta bajará al nivel de que participarán aquellos ciudadanos con vocación cívica permanente o con un interés por la política superior al habitual, lo que no tiene nada de malo.

Pero como aún no se han realizado estas modificaciones, por temor de ciertos sectores a la tendencia que puedan tener los nuevos electores, es loable indicar a los jóvenes que se inscribieron en los registros electorales, que serán participes de la “fiesta de la democracia”, su voz será considerada y que frente al sistema pueden reclamar cívicamente.

Cuando votamos es la única vez en que todos somos iguales, somos considerados por igual y podemos expresarnos para aprobar o rechazar ciertas administraciones, y lo más importante, es que nos sentimos parte de aquellos que deciden el Chile que queremos para nosotros y los que vienen.

miércoles, septiembre 28, 2005

La oleada de gobiernos de izquierda: el "nuevo" referente en América latina.


Años atrás muchos sufrían de alergia al solo pensar que un gobierno de “izquierda” se pudiese instalar en sus países. De eso han pasado varios años, hitos, gobiernos y personajes. Hoy la izquierda democrática, y más liberal en lo económico que la de antaño, se ha transformado en una verdadera opción de gobierno, en América latina y también en otras latitudes del mundo.

La asunción de Tabaré Vásquez como Presidente de la República Oriental del Uruguay lo reafirma, y con un simbolismo mayor: es primera vez que un izquierdista maneja las riendas del Uruguay en más de 170 años de historia republicana (con dictadura incluida, por cierto). El cono sur está hoy en manos de la izquierda, y los resultados de estos gobiernos no han sido desastrosos como algunos pensaron.

En Brasil, está Inácio “Lula” Da Silva del Partido de los Trabajadores (PT) y aunque se le crítica su neoliberalización desde que llegó al poder, no es menos cierto que las condiciones de Brasil distan de ser las mejores, pero su aclamado Plan “Hambre cero” ha tenido gran impacto (no olvidemos que Zapatero de España y Lagos de Chile son los otros grandes impulsores) y ahora debe procurar mantener la estabilidad democrática y la gobernabilidad del gigante de América del Sur. En términos generales “Lula” aprueba (aunque los escándalos de corrupción empañarán la hoja histórica del Gobierno del Obrero “Lula”). En Argentina, Néstor Kirchner pertenece al ala izquierdista del Partido Peronista o Justicialista (es de lo más sui generis el PJ, ya que en el conviven desde personajes de la extrema derecha hasta centro-izquierdistas como Kirchner), y ha logrado restablecer las bases económicas y políticas de una Argentina que recibió en ruinas. Su compromiso por superar el default, con la trasparencia (ha descabezado desde la Corte Suprema hasta el Alto Mando de la Fuerza Aérea) le ha dado gran capacidad de maniobra y un alto apoyo ciudadano. En Chile, Ricardo Lagos terminará un periodo de gobierno con mayores satisfacciones de las que uno se hubiese imaginado, tras los tres primeros años de gran dificultad que tuvo. La estabilidad económica (8% de cesantía, cuando en España supera el paro 10% y en Alemania el 12%), el crecimiento de la economía, las políticas sociales de impacto internacional (Chilesolidario) lo consolidan como uno de los mejores gobiernos que ha tenido Chile en su historia (según un estudio de la Universidad de Miami es el mandatario más respetado por las elites latinoamericanas). Los avances en materia de salud, justicia, derechos humanos, infraestructura y cobertura de servicios así lo indican.

Pero esta oleada de gobiernos izquierdistas sigue: en España asumió el gobierno el Socialista José Luis Rodríguez Zapatero, en Portugal, los lusos elegieron a un primer Ministro Socialista (José Sócrates) con más del 45% de los votos. En Perú, pese a la deficiente gestión política de Toledo, la economía se encuentra en plena expansión. En Venezuela, Chávez se ha mantenido en el poder, aunque es preciso indicar que no son del todo compartidas las formas que ha asumido, pudiendo precisar, que es junto a Cuba, la excepción del compromiso democrático total que ha demostrado la izquierda progresista.

Hoy por hoy, un gobierno de izquierda no asegura que será el mejor, pues depende de múltiples factores, pero en ningún caso, significa que se limitarán las libertades empresariales o políticas. Lo que sí, parece ser que los gobiernos de la izquierda progresista han sido capaces de encontrar la sintonía con la ciudadanía, lo que ha implicado el avance de esta ola izquierdista.

martes, septiembre 27, 2005

Justicia Social


Un mexicano (Luis Aguilar Sahagún) escribió “El concepto de justicia social puede ser interpretado como igualdad de las oportunidades iniciales bajo las cuales el sujeto individual recibe la oportunidad de abrirse camino en la vida por el propio esfuerzo individual, y de alcanzar el lugar social que desea y que corresponde a sus capacidades”.

En verdad, es de aquellos párrafos que a mi me hubiese gustado escribir, porque retrata de cuerpo entero los ideales en los que nos basamos algunos para actuar en la vida y aquellas concepciones por las que luchamos cada día.

El problema surge porque, párrafos más delante de su texto, nos encontramos con la realista frase de que “una igualdad de oportunidades de este tipo no es realizable”, tanto porque existen distintos criterios para establecer las bases iniciales y porque además resulta casi imposible lograr que estas bases se equiparen. (Es importante que considere el CASI!!!).

Escribo esto, porque, creo, de nosotros depende en gran medida nuestro futuro, del esfuerzo que hagamos, de la responsabilidad con que asumamos nuestros compromisos y el “corazón” que le pongamos a las cosas que hacemos. Pero no todo debe ser esfuerzo individual, sino más bien, a este esfuerzo, deben sumarse dos cosas en ámbitos distintos, pero complementarios.

A saber, además del esfuerzo individual se debe sumar la acción de un ente superior, el Estado, que debe procurar disminuir las brechas sociales que existen entre ricos y pobres, y lograr que todos los habitantes de nuestro país, por el solo hecho de nacer aquí, tengan acceso a bienes vitales y a la posibilidad de surgir, y una vez que se esté en posesión de estos bienes vitales (alimentación, servicios básicos, empleo, educación y salud, a grandes rasgos) lo que viene a continuación es el resultado de los esfuerzos y las capacidades de cada uno. Por ese Estado debemos luchar, ese Estado deberíamos exigir a quienes gobiernan nuestro país.

Por eso, resulta de gran importancia que cada uno de nosotros sepa, cuando vote en diciembre cuál es la visión de Estado que tiene nuestro candidato, porque es en este ejercicio cívico cuando todos somos iguales, cada uno de nosotros tiene el derecho a emitir un voto, y el voto del más millonario de los empresarios chilenos seguirá siendo solo un voto, y el voto de la persona más humilde de Chile también lo será.

Pero, siguiendo con la lógica, la segunda cosa que debe considerarse tiene que ver con la oportunidad que se abre cuando trabajamos en conjunto, cuando unimos esfuerzos y buscamos mejorar nuestra calidad de vida. Porque no vivimos aislados y solos, pertenecemos a barrios, pueblos, localidades, comunas... en fin, comunidades. Y una comunidad organizada tiene mil posibilidades más de lograr resultados y ser escuchada, que cada esfuerzo individual que se realice. De allí que sea importante que ejerzamos la ciudadanía día a día, no sólo al momento de sufragar, sino perteneciendo a organizaciones territoriales (Juntas de Vecinos) y funcionales (Clubes Deportivos, Talleres productivos, organizaciones juveniles, entre otras), es la forma en que nuestros esfuerzos individuales pueden tener un real impacto y en que encontremos sentido a lo que hacemos.

Donde juegan niños y jóvenes son espacios que nos hemos ganado como ciudadanos de este país, con derecho a estar en los espacios públicos y no entregárselos a los delincuentes, aportar a que niños y jóvenes salgan de la drogas y los delitos a partir de actividades culturales y deportivas es tarea de todos.

Debemos asumir responsabilidades, porque no solo somos sujetos de derechos, con la capacidad de exigir educación para niños y jóvenes, atención de salud cuando lo requerimos, sino que tenemos deberes, y debemos incorporar a nuestro diario vivir la conciencia de ser integrantes de la sociedad y que la calidad de vida que tenemos depende de nuestro compromiso con los demás, y el “casi imposible” de párrafos atrás, podría transformarse en una real posibilidad de disfrutar de una mayor Justicia Social.

lunes, septiembre 26, 2005

Soledades (Mario Benedetti)


Ellos tienen razón
esa felicidad
al menos con mayúscula
no existe
ah pero si existiera con minúscula
seria semejante a nuestra breve
presoledad

después de la alegría viene la soledad
después de la plenitud viene la soledad
después del amor viene la soledad

ya se que es una pobre deformación
pero lo cierto es que en ese durable minuto
uno se siente
solo en el mundo

sin asideros
sin pretextos
sin abrazos
sin rencores
sin las cosas que unen o separan
y en esa sola manera de estar solo
ni siquiera uno se apiada de uno mismo

los datos objetivos son como sigue

hay diez centímetros de silencio
entre tus manos y mis manos
una frontera de palabras no dichas
entre tus labios y mis labios
y algo que brilla así de triste
entre tus ojos y mis ojos

claro que la soledad no viene sola

si se mira por sobre el hombro mustio
de nuestras soledades
se vera un largo y compacto imposible
un sencillo respeto por terceros o cuartos
ese percance de ser buenagente

después de la alegría
después de la plenitud
después del amor
viene la soledad

conforme
pero que vendrá después
de la soledad

a veces no me siento
tan solo
si imagino
mejor dicho si se
que mas allá de mi soledad
y de la tuya
otra vez estas vos
aunque sea preguntándote a solas
que vendrá después
de la soledad.


La idea era escribir algo, pero hoy es para leer, a Benedetti que a veces escribe como pensando en lo que uno siente.

Ojo: Se vienen varias columnas. Que les parecen?

domingo, septiembre 25, 2005

Mecanismos de pesos y contrapesos en el sistema institucional chileno.














El ordenamiento institucional chileno basa su accionar en un sistema presidencialista, donde la elección del Presidente de la República (que ejerce la jefatura de Estado y Gobierno) no depende de las mayorías existentes en el parlamento, de modo que constituiría un “Gobierno mixto” o “democracia de consenso” en base a la tradicional concepción de ambas acepciones. Este hecho configura una relación especial entre los distintos poderes del Estado, permitiendo la existencia formal de un complejo entramado de pesos y contrapesos.

El primer sistema de pesos y contrapesos del Presidente dice relación con la responsabilidad de éste ante el electorado, siendo un control posterior, en el sentido de que el ciudadano evalúa la gestión del Presidente y su coalición, y se sentirá mas o menos entusiasmado a votar por el o la candidato/a del mismo pacto en la elección siguiente.

Dado que sólo el “poder limita al poder”, subsisten relaciones de colaboración y control entre los distintos poderes del Estado y al interior de los mismos, a saber:

- El control al interior del Congreso. Salvo excepciones, las materias de ley no tienen preeminencia en su ingreso a algunas de las Cámaras, pero existe un sistema en el que la Cámara revisora puede corregir, modificar y/o suprimir alguna decisión legislativa tomada por la Cámara de origen. Este modelo permite positivamente que exista un control al interior del propio poder legislativo, y además puede limitar al ejecutivo, cuando éste quiere utilizar como “buzón” al Congreso.
- Aunque el ejecutivo tiene la potestad sobre determinadas materias de ley y puede determinar las urgencias de las discusiones, se ha observado que el legislativo también tiene facultades para obligar al ejecutivo a una negociación previa, de modo de no arriesgarse al rechazo de una iniciativa o incluso a la no aprobación de algún nombramiento (el caso del directorio de TVN o recientemente el rechazo a la propuesta de una Ministra para la Corte Suprema).
- Un tercer contrapeso tiene relación con la capacidad de investigar , interpelar y acusar constitucionalmente del Congreso. La función fiscalizadora y de acusar constitucionalmente recae en la Cámara de Diputados, pudiendo conformar Comisiones investigadoras, que más allá del impacto político, no han sido eficaces institucionalmente. El Senado es el que juzga en caso de acusaciones constitucionales, lo que por lo general no ha sucedido.
- El examen de legalidad y constitucionalidad. La Contraloría general de la República es el órgano autónomo del Estado que se encarga de revisar ex ante la legalidad de las decisiones que toma el ejecutivo. Pero la falta de recursos y las excesivas funciones (también sobre las 345 Municipalidades) le restan eficacia y oportunidad a la acción contralora. En lo referido al examen de Constitucionalidad, éstas funciones recaen en el Tribunal Constitucional que posee las competencias y la autonomía necesaria, teniendo, según algunos constitucionalistas, responsabilidades sobre la Corte Suprema.

En general, es posible señalar que el sistema presidencialista requiere colaboración por coordinación y la división de poderes no necesariamente genera separaciones absolutas en el actuar del legislativo, ejecutivo y judicial. Para tener un mejor sistema de check and balances, en línea con la tendencia moderna de mayor participación ciudadana y de rendición de cuentes (accountability) se hace necesario profundizar, mejorar y/o crear los mecanismos de fiscalización permanente de la propia ciudadanía, lo que implica mayor publicidad del accionar del Estado, junto con la revisión de las facultades fiscalizadoras de la Cámara de Diputados y que el poder judicial posea autonomía presupuestaria.

sábado, septiembre 24, 2005

La no globalización de los derechos sociales: ¿causa o efecto?


Observando el que NO sean elementos globalizados los derechos sociales (lo que ha generado desprotección social de la ciudadanía global) hay que mirar este fenómeno como parte del proceso mayor de desaparición simbólica de las fronteras estatales, de la supremacía del pensamiento occidental, la alta valoración de la virtud de la democracia formal, procedimental y representativa, y del capitalismo global y su clase capitalista que subyuga al Estado y genera bolsones de desempleo, falta de cohesión social, pobreza y marginalidad, desigualdades entre los Estados (centro, semiperiferia, periferia) y al interior de cada Estado (ricos y pobres), a todo esto hay que sumarle la mayor importancia que han adquirido los derechos individuales por sobre los derechos públicos subjetivos.

Basándonos en lo ya dicho y agregando el detrimento del Estado de Bienestar –que, dicen, subsiste en Europa (aquel que protege más a los individuos y le entrega servicios básicos directamente), resulta paradojal que sea el mercado y el capital los factores que generen la exclusión y sea el Estado, cada vez menos intervensionista, menos regulador y mas privatizado, el llamado a garantizar las condiciones mínimas para aquellos que fruto de la fragmentación social, han quedado en desprotección.

Existen diversas formas que dan cuenta de las limitaciones del Estado, por ejemplo:

La menor capacidad de acción del Estado, al deshacerse de empresas públicas o estatales, la privatización de servicios que antes entregaba en forma subsidiada, el menor peso económico que tiene en comparación con el pasado.

La tendencia mundial y cultural de desregulación jurídica, la flexibilidad productiva y la prevalencia de derechos humanos “neoliberales” basados en la libertad individual, el monoculturalismo y la normativa hegemonizadora social. Por ejemplo, ya no concibe un sistema de seguridad social basado en el reparto y en la solidaridad intergeneracional, sino un mecanismo de capitalización individual, no solidario.

Así, el Estado se ve forzado a dejar de cumplir ciertas funciones o bien a privatizarlas (educación por ejemplo), ha asumir prácticas privadas en la gestión de los asuntos públicos, privilegiando la eficiencia por sobre la eficacia, y lo que es peor, por sobre el aseguramiento de mínimos sociales o condiciones de sobrevivencia a los ciudadanos.

Se abren expectativas respecto del último punto, ya que una vez que la función administrativa del Estado ha cambiado y se entiende de un modo diferente (complementaria por cierto) de la función política o de gobierno, y se producen fenómenos de modernización de la gestión pública, que equilibran los principios de eficacia, eficiencia, oportunidad y solidaridad, se podrá avanzar a hacer de los excluidos parte de aquellos a los que sus derechos sociales les son respetados.

viernes, septiembre 23, 2005

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Este será un espacio para compartir... comentar lo que pasa y no pasa, lo que queremos y no queremos y servira como medio para que sepan que pienso, cuando pienso, y que hago... bueno, tampoco sabrán tanto. Amig@s... hay que ponerse al día no...

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