jueves, enero 19, 2006

La embriaguez de la felicidad y la subjetividad hecha palabras


Claro... estoy feliz... feliz de tantas cosas... pero obviamente feliz de que a partir del 11 de marzo tengamos una Presidenta... y no por el solo hecho de ser mujer, sino porque es relativamente normal... podría decirse. Michelle Bachelet es agnóstica, lo que es muy bueno para asegurar pluralidad en el respeto a los diferentes credos religiosos. Es Médico, una profesión respetada culturalmente y de alta entrega emocional por sobretodo. Símbolo inequívoco de la reconciliación nacional (la frase de un medio extranjero que la catalogaba como la “madre que reconcilia a sus hijos” lo refleja muy bien), pionera en ciertos cargos, pero de una humildad absoluta.

También estoy feliz de que sea la Concertación la coalición que siga siendo Gobierno, porque representa la pluralidad de las ideologías de centro izquierda, porque han dado muestras de que la “tercera vía” puede comenzar a propiciar una mejor calidad de vida a las personas. El 11 de marzo va a representar un quiebre, el término del periodo de reconstrucción del Estado y el inicio de la labor de creación y fortalecimiento de una red de protección social que nos acerque a un “new welfare state”, uno que se base en las características propias de nuestro país.

Me he sentido extrañado del impacto mundial que ha tenido la ascensión de Michelle Bachelet... será que nosotros ya nos habíamos preparado y cuando llegó el momento ya estaba asimilado?

Mucho se ha criticado la supuesta intervención del Gobierno en esta elección... frente a eso creo que hubo algunos hechos que no estuvieron en lo correcto, pero también responde a una excusa para explicar la derrota y en una subvaloración de la madurez política de los ciudadanos, que este 15 de Enero demostraron lo contrario. Claro, mi comentario no es objetivo... porque no puedo estar mas contento de que Chile no haya virado a la derecha... y, mejor aún, que se construya la verdadera “Madre” patria.