jueves, octubre 13, 2005

¿Discriminación o Tonto Grave?


La discriminación no es un fenómeno nuevo, sino que más bien siempre ha estado presente, y la historia nos entrega múltiples ejemplos, unos más crueles y vistosos que otros. Hoy en día la discriminación se encuentra presente en cada una de las distintas esferas en que nos desenvolvimos y lo peor de todo es que todos caímos en aquellas conductas (pero es posible indicar de que la intelligentsia progresista, creo, hace que algunos nos sintamos más culpables que otros por éste tipo de conductas. Y espero que no sea sólo autocomplacencia, y que tampoco crean que es algún tipo de discriminación).

¿Cuántas veces, bajo el pretexto de una risa fácil, nos burlamos de las discapacidades físicas, mentales o sicomotoras de las personas que vemos? ¿Cuántas veces el chiste de moda dice relación con el “negro”, “mapuche”, “maricón” o “cojo”? ¿Cuántas veces pensamos dos veces antes de enjuiciar a los otros por conductas que dicen relación sólo y únicamente con aspectos de su vida privada que poco y nada nos cambian la nuestra?

Reflexionar sobre nuestras conductas aporta mayor riqueza que hacerlo sobre lo que hacen o dicen los otros.

Difícilmente este tipo de conducta (la discriminación negativa) terminará, pero por sobre todo, lo relevante es que la diferencia no sea un aspecto de discriminación o marginación (o automarginación como efecto de la discriminación) sino una expresión de la diversidad del mundo en que vivimos y que creer que “todos y todas” debemos ser lo más parecido posible, al menos “no se lleva”… Más en lo profundo, representa la incapacidad de interpretar el avance de la sociedad hacia ethos pluralistas y diferentes, donde la riqueza de compartir no parte de la formación de ghettos, que son producto de la discriminación, sino de percibir, reconocer y validar al otro (cuando ejercemos alguna cuota de poder), lo que necesariamente requiere de un acto anterior de reflexión y generación de autoconfianza. Estar seguros de que uno actúa correctamente en base a principios propios y personales, moldeados por el tiempo y el entorno, es la base para reconocer la existencia de otros (no los “aceptamos” porque somos nada para juzgar antes a los demás) y vivir con mayor felicidad y tranquilidad en una sociedad diversa, plural y que espero llegue a ser desarrollada.