jueves, octubre 06, 2005

La (in) felicidad de la Sociedad Civil chilena


La elite de centro-izquierda también logró insertarse en la sociedad, pero pasajeramente. Entre mediados de los 70 y fines de los 80 florecieron, a pesar de lo árido del terreno, instituciones progresistas y liberales varias. Pero el propio éxito electoral de la Concertación fue también su maldición. A partir de 1990 la fuga de cerebros de las organizaciones no gubernamentales a los ministerios fue masiva; se cerraron institutos, desaparecieron revistas. ¿Cómo no trocar las oficinas mal calefaccionadas de tanta ONG ñuñoína por la amplitud de un despacho ministerial?

Andrés Velasco. La (In) Felicidad.


Si hubo un actor importante para que Chile volviera a ser un país medianamente democrático, o democrático en lo formal, con elecciones periódicas, fue la Sociedad Civil. Y su preocupación era un tema... público. Los estudios respecto de violencia hacia mujeres que realiza “La Morada” es un tema... público. Lo que hace Sidacción o Vivo Positivo es un tema... público, la Fundación “Ideas”, la Fundación para la Superación de la Pobreza y tantos otros temas.

Creo que hoy en día mucho de los asuntos que antes se trataban solamente como responsabilidad del Estado o “Públicos”, han encontrado eco en la sociedad civil chilena, que poco a poco (más lento de lo que yo desearía) y con avances zigzageantes ha logrado que los poderes formales la escuchen y realicen cambios. Esto no quiere decir que debe ser la Sociedad Civil la que se haga cargo de resolver todos estos asuntos, pero si debe ser considerada como un actor importante dentro del juego. La especialización que logran las organizaciones no gubernamentales es su mejor carta de presentación, y como profesionales de lo público, no podemos negar la posibilidad de desempeño profesional y de consideración desde la esfera formal e históricamente pública de la validez del accionar de estas organizaciones.

No estoy de acuerdo respecto de que al descansar en las ONG implicaría abrir mayores brechas en cuánto a la equidad, ya que la equidad considera la oportunidad, el acceso a ella o el establecimiento de pisos similares, a partir de los cuáles se debieran considerar las características personales. Si una ONG se ha especializado en estudios sobre Prevención de embarazos no deseados ¿por qué negarle la posibilidad de que sean ellos mismos los que ejecuten una política pública, que teniendo respaldo del Gobierno, pueda tener efectos positivos?.

El punto no es “terciarizar” o externalizar las funciones que son “públicas”, sino aprovechar la experiencia, el conocimiento, la preocupación, la mística que rodea a las organizaciones de la sociedad civil.

Sin lugar a dudas la governanza de un país, depende de la legitimidad de su sistema político, pero también, de su administración pública, que es el pilar sobre el cuál se construye las relaciones sobre los “asuntos públicos” de una sociedad, y si este aparato administrativo permite y trabaja en conjunto con la sociedad fortaleciendo su Capital Social, seguramente los logros serán de mayor impacto y de más largo plazo. Y estaremos fomentando pisos similares y aportando a la equidad.

La equidad no solo la propicia el Estado, pero es el principal responsable. Las Organizaciones de la Sociedad Civil son una gran oportunidad, siempre y cuando dejemos de mirarlas de reojo y hacia abajo (“si, pero es que la cultura chilena no es así”, “es el legado de la dictadura lo que no nos hace participar”, “son poderes fácticos”), y generemos espacios para que participen de la investigación y proposición de políticas públicas en temas emergentes, a nivel subestatal y donde el Estado no siempre llega.

En resumen, ya casi no quedan temas de preocupación enteramente estatales, pero no dejan de ser públicos porque las ONG los asuman, es más, representa un enriquecimiento de éstos, el tener distintas visiones.