sábado, mayo 20, 2006

Qué difícil esto de ser adulto y feliz, no?


Hace unos días, en un acto de socorro, cierto amigo transcribió unas líneas de un guión teatral donde decía que sólo los niños no quieren ser niños... o algo así. Pues bien, me tomaré de dichas palabras para reflexionar respecto de las presiones a las que nos vemos sometidos permanentemente y lo que nos lleva a no disfrutar de las pequeñas alegrías de la vida... claro, suena cliché, pero a todos nos gustaría sentirnos felices cada día.

Cuando crecemos tenemos que asumir responsabilidades que antes veíamos desde lejos, desde ordenar nuestros ingresos, y obviamente controlar gastos, hasta distribuir el tiempo, y he aquí donde creo estar fallando. Siento que ya no tengo tiempo... para descansar, para ver a mis amigos, para quedarme tirado en la cama mirando el techo o perderme viendo alguna estupidez en la TV. Las respuestas, y críticas, que he recibido es que le dedico demasiado tiempo al trabajo (créeme que no te harán una estatua, está muy caro el mármol!!!), que no le dedico el tiempo suficiente al ocio, que esto y lo otro... pero a fin de cuentas, ya no es uno el que distribuye su tiempo, son “otros”... la carga laboral generalmente no la definimos nosotros, llegar a acuerdos con otros respecto de un momento para juntarse cada vez es más complicado, y cuando los intereses superiores implican esfuerzos respecto de incrementar la formación, la vocación y el aporte a instituciones que forjaron parte de la vida, definitivamente nos quedamos sin tiempo.

Trabajamos mucho, somos demasiado “tontos graves”... (creo haber superado el trauma de la Universidad) y disfrutamos poco... frente a esto ¿qué podemos hacer?... creo que hay dos fuentes de la causa, y sólo en una de ellas podemos actuar, a saber: a) la sociedad en la que nos tocó vivir es extremadamente competitiva, racional y utilitarista, por lo que o nos subimos al carro de la pelea diaria o nos quedamos rezagados... creo que nadie lo desea... (variable independiente: poco podemos hacer); b) asumimos que debemos ser perfectos en todo sentido, en base a autoprejuicios, lo que nos frustra y limita (variable dependiente: donde deberíamos trabajar).

Los autoprejuicios son negativos para disfrutar de la vida, en cuánto no nos permiten hacer preguntas, comentarios, plantear teorías paralelas por miedo al ridículo, a que piensen que somos ñoños o a que dejen de valorar nuestra capacidad intelectual, capacidad que no sólo tiene que ver con los conocimientos, sino también con las aptitudes y actitudes (en nuestra área les llaman competencias), porque podemos saber mucho de muchas cosas, pero si no tenemos el tacto, tino y tono para decirlas, se pueden perder en un vacío de incomprensión. Mucho peor, si sólo lo pensamos no existe... debemos comentarlo, crear realidad, para que exista...

En fin (esto sirve como terapia)... quiero ser más feliz y a veces siento que no puedo por culpa de “otros”... pero cada día siento que puedo ser más feliz en base a ser como soy, eliminando mis prejuicios (sobre mi y otros), y aunque no era la idea de este blog... podríamos empezar una cruzada para enumerar ideas sobre que cosas nos hacen felices, aunque sean estupideces para algunos... ojalá Uds. Puedan completar la lista...

Soy feliz cuando...

· Despierto y siento que tengo la oportunidad de hacer las cosas mejor que el día anterior...
· Recibo o llamo a amigos/as... a los que veo y no veo frecuentemente...
· Miro a mi alrededor y puedo sentir frío o calor... y me doy el tiempo para darme cuenta de ello...
· Me dicen y digo... te quiero...
· Logran hacerme sonreír en medio de un mal día...
· Otros ríen de buena gana y me contagian su alegría...
· Digo lo que pienso, sin herir ni ofender...
· Canto mal y todos se dan cuenta de aquello...
· Tengo alguien al lado que rectifica mi mala pronunciación en inglés...
· Alguien me corrige porque quiere lo mejor para mi...
· Digo... filo... que más dá...
· ...